jueves, 4 de diciembre de 2008

Los anuncios de juguetes; muñecas putas y pelones tatuados

En estas fechas señaladas en las que todo el mundo es feliz a pesar de la crisis. En estas fechas dónde todo el mundo tiene buenos deseos (menos los advenedizos de la ETA y algún que otro musulmán integrista) En esta época es cuando el mal entra por nuestra pantalla amiga.
Y no es este un mal baladí, no señor. Ni siquiera es un mal tan inocuo como el que entra en la casa de Polstergeist a través de su pretérita pantalla. No señor
El MAL, todo en mayúsculas son los anuncios de la tele. Y no voy a herirles con los anuncios de colonias o cava ya que no soy partidario de hurgar en la yaga. No, voy a hablarles del mal superior.
Voy a hablar de los anuncios de juguetes; esos que soliviantan los ánimos de los mas pequeños de la casa.
Verbigracia a un anuncio de un avión pista de desfile de una meretriz muñeca de bolsillo, he tenido en mis manos el infernal juguete. Un horror de plástico barato y de vida corta, muy corta para sus sesenta leuros del ala... Esa publicidad vestida de plano detalle dónde la pasarela de la descocada muñeca parece real(no olvidemos que la muñeca es de bolsillo) Esas músicas mientras suben y bajan los ascensores ultramodernos (de estética, ya que de hecho van con una manivela) Esos salones de belleza para bolsillescas putas de plástico. Un horror oiga.
Este hecho me ha llevado a meditar en los anuncios de juguetes y he llegado a una conclusión: Era más sano estar tirado en la calle que salvando al mundo con el spidertransformer de turno.
En este siglo de las luces y la igualdad. Las barriguitas se muestran como las rescatadoras absolutas del sexo oprimido, osease, el sexo femenino. Dónde una niña que manda en la casa obliga a la barriguita Manuel a hacer la cama. Otro horror de lo políticamente correcto. Y hostiable la niña repelente, por cierto.


Mientras tanto, otras muñecas sajonas con nombres balbuceantes siguen siendo los monstruos de ventas de toda la vida. Esas muñecas que teledirigen a nuestras niñas a estar siempre guapas. Muñecas putas con eternos novios e hijas de padre desconocido, eternamente preocupadas por su aspecto (Si no vean las pelis de la saga Barbie) Una serie de imitadores con mas o menos exito (algunas han sido retiradas por perder juicios) no aportan nada nuevo al negocio. Todas iguales de putas y todas iguales vestidas y pintorrajeadas como idem.
Y el regreso de los pelones escatologicos que se mean y cagan. Esos horribles muñecos que cansan a los niños y dan trabajo extra a los padres.
Otro caso alarmante es el de los Nenucos, que te son vendidos junto con el apoyo de una revista de pediatría como el ejemplo de regalo de una buena mamá. Unos muñecos, eso sí, que ciñen a la mamá y a la hija a los roles de siempre ineludiblemente.


Yo a los nenucos de mi familia los recuerdo desmembrados, pelitrasquilados y con unos indelebles y horribles tatuajes hechos con rotuladores carioca.
Mientras tanto los niños siguen salvando al mundo con sus eternas guerras con los muñecos de acción de turno. Esos que tras una buena batalla golpean a Barbie y la fuerzan en la casa de los Pin y Pon.
Como mandan los cánones de las noticias de la tele.

1 comentario:

Aen Khindasvinto dijo...

Existe un episodio de Boston legal en el que es un caso de una tienda de jugetes que vende como unas barbies putas a niñas de 6 años, bastante entretenido el episodio.
En el reino natural el jugeteo de las crias marca el inicio de su aprendizaje en la vida de la cria, asi los humanos tambien lo es e incluyo a toda clase de juegetes, tradicionales o electronicos